Saturday 26 May 2007

De camino a Machu Picchu – Ruta de Salkantay

Debido en parte a la congestión del Camino Inca, pero mayoritariamente a nuestra falta de previsión, nos aproximamos a Machu Picchu por una ruta alternativa, la ruta del nevado de Salkantay, que en cuatro días de caminata nos llevó a Aguas Calientes, a las laderas de Machu Picchu, punto final de nuestra ruta y colofón del viaje.
Día 1: Mollepata a Soraypampa
Lucho y Javier, el cocinero y el guía que nos acompañarían durante el trayecto, vinieron a buscarnos al hostal en Cuzco, y juntos llegamos a Mollepata, lugar de inicio de nuestra caminata. Empezamos a calentar motores y después de varias horas de camino engullimos una reparadora comida para continuar el trayecto. Por la tarde, la vista del nevado del Umantay, “el primero”, empezó a indicarnos el destino para aquella noche: sus laderas, en las que acampamos con el frío metido en el cuerpo vislumbrando ya el Salkantay, “el inaccesible”, nuestro objetivo para el día siguiente.
Día 2: Soraypampa-Paso de Salkantay-Challway
Un gran madrugón, un chocolate caliente y un matecito de coca nos prepararon para abordar el segundo día de nuestra caminata a través del Paso de Salkantay. El día comenzó con un largo un continuado ascenso desde el campamento base a 3.800 metros sobre el nivel del mar hasta el paso, a 4.650 metros. La falta de aire y el frío no impidieron que cumpliéramos nuestro objetivo (aunque a tramos con dificultad), y pudimos disfrutar de las vistas del paso, donde tradicionalmente se hacen ofrendas de piedras a la montaña de Salkantay, considerada sagrada desde tiempos incas. Habiendo realizado nuestra ofrenda y cumplido el objetivo del día, todavía nos quedaban 3 horas de caminata hasta la comida y otras 4 más, dejando atrás el paisaje andino y adentrándonos en la selva, hasta nuestro campamento base para esa noche. Con mejor temperatura, y gran cansancio acumulado, conseguimos dormir como troncos….
Día 3: Challway-Playa-Santa Teresa
Después de un reparador sueño, comenzamos nuestra caminata por las orillas del río Salkantay, a través de un frondoso paisaje de selva en el que pudimos apreciar gran cantidad de frutas y vegetación y disfrutar de las deliciosas granadillas o frutas de la pasión. En Playa, disfrutamos de otra de las comidas de Lucho y nos relajamos a la orilla del río Salkantay, antes de iniciar el trayecto que nos llevaría a Santa Teresa, donde disfrutamos de unos baños termales construidos en la ladera de la montaña, con un paisaje excepcional.
Día 4: Por fin, Aguas Calientes
Y por fin, después de días de largas caminatas, nos empezamos a aproximar a Machu Picchu, a través del tendido del ferrocarril, única forma de comunicación entre varias poblaciones de la zona. Y así, saltando de tabla en tabla, llegamos a Aguas Calientes, un pueblo sin mayor gloria que servir de base para la reglamentaria visita a Machu Picchu. Y allí pudimos descansar y prepararnos para la esperada visita, y disfrutar de los pequenios placeres de la vida, olvidados durante nuestro viaje: un baño, una ducha, una cama.

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